por Joan Carles Martorell - 1 comentarios - libro ensayo - 08/11/2005 - enlace
Cada cierto tiempo se publican ensayos demoledores. Ideas que remueven conciencias, marcan un antes y un después y, para sorpresa de muchos, son difícilmente clasificables con una etiqueta u otra. Steven Pinker ha tenido la valentía de parir un libro como éste, que vale cuarenta euros, pero nunca tanta sabiduría había costado tan poco.
’La Tabla Rasa. La Negación Moderna De La Naturaleza Humana’ (Paidós, 2003), escrito por Steven Pinker, catedrático del Massachussets Instute of Technology (el centro del mundo), se trata de un libro imprescindible, iluminado, fascinante, que, como toda gran obra, duele. Le dolerá al cultureta de izquierdas, le dolerá al revolucionario sesentero que cree que la educación lo es todo y, cómo no, le dolerá, y mucho, al conservador de derechas. Porque se adelanta a su tiempo, porque plantea cuestiones fundamentales que nos atañen a todos, a todos, desde una nueva perspectiva que no pretende confrontar, sino recoger toda una serie de avances importantísimos en los campos de la neurociencia, la psicología evolutiva o la biología, para poner entre interrogantes a muchas de las ideas más arraigadas en las culturas occidentales del siglo XX. Ideas que, pese a que se está demostrando su ineficacia e incluso peligro, siguen siendo la base de la mayoría de políticas sociales que aplican nuestros gobiernos actualmente y, lo que es más chocante, siguen siendo la base de muchos de los movimientos que se suponen revolucionarios, de vanguardia e ingeniería social de tradición de izquierdas. Y es que una de las grandes y demoledoras ideas que sostiene ’La Tabla Rasa’ es: la izquierda actual corre el peligro de convertirse en reaccionaria. Violencia, racismo, sexismo, enseñanza, política, justicia... Ámbitos que tradicionalmente eran gestionados por humanistas, ahora parece que se abren a la opinión del los científicos.
Hace ya algunas semanas, en el ’Culturas’ de ’La Vanguardia’ salía un especial sobre "El Nuevo Humanismo". Sobre por qué hoy en día cualquier pensador, artista o intelectual no puede ya dejar de lado la ciencia; o sobre el daño que ha hecho la conocida frase de Sartre "la ciencia no me interesa para nada". Es curioso como cada vez que se ponen encima de la mesa palabras como genética o evolucionismo, automáticamente la persona más desinformada citará a Hitler o a Terminator. Y así ocurrió en los años setenta con la sociobiología, una disciplina que fue severamente castigada y bloqueada tanto por la izquierda como por la derecha (imprescindible el film ’Mon Oncle d’Amérique’ de Alain Resnais). Por la izquierda porque los biólogos nos recuerdan que el ser humano no es tan libre como parece. Por la derecha porque los planes de Dios en relación a la creación humana parece que son más imperfectos, contradictorios y azarosos de lo que a todo buen católico le gustaría pensar. Ante esta acogida a la defensiva, los sociobiólogos decidieron tomarse las cosas con calma y esperar quizás mejores momentos en los que occidente empezara a dejar sus fantasmas atrás y estuviera mejor preparado para enfrentarse a sí mismo.
El siglo XX ha sido el siglo de la ingeniería social, el de los grandes proyectos educativos, el de las revoluciones obreras, el de la construcción del "bienestar", el de los derechos humanos. Y estamos ya en el XXI con más interrogantes que nunca, con democracias teledirigidas, con estrepitosos fracasos sociales, con más de medio planeta sumergido en la pobreza, la guerra y con unos índices de depresión y consumismo enfermo inusitados. La cuestión es que quizá no todo en esta vida sea "educación", "aprendizaje", quizá los sociobiólogos tenían razón al advertirnos que "no somos tan libres". Y no sólo es que no seamos libres, sino que no nacemos libres. Bajo esta premisa Steven Pinker nos pone a prueba, con datos, cifras, experiencias y una narración excelente. ¿De qué otra manera podríamos digerir las 700 páginas de este libro? Y que no se asuste nadie. El autor no es un extremista de esos que van proclamando por ahí que todo es genética (como hace Noam Chomsky), simplemente nos recuerda que vivimos en un planeta en donde una mayoría influyente vive en la ilusión de que todo es cultura/aprendizaje (el mito del buen salvaje, la inocencia del niño, etc...). Reconocer dónde están nuestras limitaciones neurobiológicas, por ejemplo, quizá sea el primer paso para cambiar las cosas de verdad.
Desde la primera edición de ’Redmagazine.net’ hemos usado el lema "para la promoción de nuevas formas de narración y pensamiento". En todo este tiempo creo que hemos dado suficientes ejemplos de "nuevas formas de narración", sin embargo, lo de "nuevo pensamiento" lo habíamos dejado un poco de lado... (a parte de ’Redes’ o el artículo sobre el meme) pero aquí está, un nuevo pensamiento, ’La Tabla Rasa’. Por cierto, el último capítulo está dedicado al arte contemporáneo, abróchense los cinturones. Brutal. Sin más. Una obra imprescindible para entender mejor este mundo.
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