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La Casa De Mi Abuela: el triunfo de la periferia

por Gaspar D. Pomares - 0 comentarios - cine estreno - 22/05/2006 - enlace

’La Casa De Mi Abuela’, del cineasta alicantino Adán Aliaga, convertida en nuevo paradigma de cine periférico, ha conseguido romper con ese lastre del pasado que todavía parece arrastrar al cine digital: la distribución.

A estas alturas del cine, a nadie coge por sorpresa los enormes avances de la revolución digital de la imagen. Tanto desde el punto de vista del espectador, como el del realizador o productor de películas, el desarrollo del DVD, las cámaras DV, los PC o las redes de intercambio P2P han consolidado unos valores muy saludables que, en mayor o menor medida, consiguen escapar de los intereses mercantiles y, sobre todo y lo más importante, consiguen abandonar los lastres y formas del pasado, entre otras razones porque se ha logrado descentralizar el acceso y la producción de películas. Desde el punto de vista del espectador, este abandono es más que evidente, y considero que este punto es el logro más significativo de la revolución digital de la imagen; por ejemplo, hoy en día, es relativamente fácil poder ver un filme que hasta hace unos años sólo se proyectaba en las salas de las grandes ciudades. En cambio, cuando toca hablar de la producción y creación de películas, todavía se imponen ciertos lastres que hacen que sólo podamos hablar parcialmente de la revolución digital de la imagen; siguiendo un ejemplo citado por el cineasta Víctor Erice, ahora es posible que cualquiera y desde cualquier parte del mundo, pueda, valiéndose de una pequeña MiniDV y un PC mínimamente potente, hacer un película con un acabado y una calidad de imagen aceptable; el problema, y en este punto es en donde incide el cineasta vasco, y de ahí, también, esa lastre del pasado, es la distribución, el dar a conocer esa película, porque, por ejemplo, si bien es relativamente sencillo colgar un filme por internet, sí que es un poco más complicado despertar el interés para que se logre un número importante de espectadores. Nos encontramos ante la eterna incertidumbre del cine periférico.

Todas estas cuestiones, dentro del vertiginoso ritmo de las nuevas tecnologías, empiezan a sonar a caducas, pero en realidad, esta supuesta caducidad debe entenderse en unos afortunados términos de normalización. Pero precisamente para evitar que esta normalización se desgaste y se acomode en exceso, no está mal que de vez en cuando surja alguna película que nos recuerde que es posible hacer cine desde la periferia, ignorando (al menos en parte), la maquinaria centralista y, lo más difícil, lograr una sonada repercusión. El caso concreto al que me estoy refiriendo es un filme estrenado hace pocas semanas en las salas comerciales, ’La Casa De Mi Abuela’ del cineasta alicantino Adán Aliaga, y que al menos en sus primeros pasos encaja a la perfección dentro del paradigma de cine pobre y periférico, consiguiendo, entre el azar y la genialidad de un producto final, romper con ese lastre del pasado que todavía parece arrastrar al cine digital: la distribución.

Para entender un poco mejor todo lo anterior, apuntemos algunas breves notas acerca de la producción de esta película, que no hacen más que confirmar la condición de cine periférico. En primer lugar, el sitio desde donde se lleva a cabo la producción, que no el rodaje (aunque en este caso coinciden), es un pueblecito en el noroeste de la ciudad de Alicante con algo menos de 50 mil habitantes, San Vicente del Raspeig; en segundo lugar, el equipo técnico del rodaje se reduce prácticamente a una sola persona, su director, Adán Aliaga, que valiéndose de una sola MiniDV fue capturando, durante aproximadamente unos tres años, las 60 horas de bruto del material final; en tercer y último lugar, las condiciones de producción, por no hablar de sus costes, se encontraban muy por debajo de la media, por ejemplo, como otros tantos filmes, las subvenciones y las coproducciones se tornan imprescindibles.

Si ya de por sí, sacar un largo en estas condiciones es tarea prácticamente imposible, ni qué decir lograr una distribución medianamente decente (y con esto, precisamente no me estoy refiriendo a los cien mil espectadores que parece ser la cifra del éxito taquillero del cine minoritario). Para cualquiera que haya pretendido tener la osadía de intentar mover una película, ya sea un largo o un corto, conoce de sobra que en este circuito entran en juego innumerables variables que no siempre dependen del filme, por ejemplo, es muy importante el dinero del que se dispone, los contactos, y también, y esto ya depende de la buena estrella de cada uno, algo de suerte (mucha si andas corto de las otras variables).

Aventurándome un poco a realizar juicios personales, creo que en el caso concreto que estamos analizando, ’La Casa De Mi Abuela’, hay un condicionante que se encuentra muy por encima del resto y que ha posibilitado que en estos momentos podamos hablar del triunfo de un cine periférico, en el sentido de romper con ese lastre del pasado. Me refiero al máximo galardón que en la pasada edición del International Documentary Festival Amsterdam recogió este filme, y para entendernos, este premio supone más o menos decir que el mejor documental, a nivel internacional, realizado en el 2005 es ’La Casa De Mi Abuela’. Este reconocimiento, por lo tanto, no es ni mucho menos secundario, y en la raíz del tema que estamos tratando supone un afortunado ejemplo de triunfo de cine periférico, de reconocimiento de ciertas fórmulas de rodaje que se mantienen al margen de la centralización, y de la posibilidad de romper con ese lastre del pasado que supone la distribución, que si bien continúa haciéndose por los mismos vehículos, al menos el ser una película periférica no supone la condena de mantenerse al margen.

No obstante, se deben aclarar algunos puntos, porque si bien recoger un galardón de estas características ayuda y notablemente en la posterior difusión del filme, eso no quiere decir que la película en sí carezca de meritos. Cómo mínimo, cuando consigue llegar a la sección oficial de un certamen tan importante, por algo será. Por ello, ahora es cuando toca hablar de otra variable, dentro de la distribución de toda película, que es aquella relacionada con la genialidad del filme. Así, cerremos este artículo comentando brevemente algunos aspectos muy destacados de ’La Casa De Mi Abuela’; por ejemplo, se debe decir que es un interesante docudrama que traza una línea muy sutil entre la realidad y la ficción; que destaca por la atracción de sus dos protagonistas; que merece la pena por la belleza de alguna de sus imágenes y por la sencillez, la cotidianidad y la intimidad de alguno de sus momentos (impagable las disertaciones teológicas de un grupo de ancianas en torno a pastas y mistela); y que se torna imprescindible por dejar constancia y memoria de una generación (la representada por la anciana protagonista) sacrificada, humilde y trabajadora.





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