por Laia Ordóñez - 18 comentarios - televisión - 17/01/2006 - enlace
"Tell me what you don’t like about yourself". Así arranca cada nueva trama de la serie ’Nip/Tuck’ y en esta frase se resume todo: insatisfacción personal, cinismo, humor negro, belleza artificial, enfermiza ansia de triunfo y perfección. Todos son guapos, listos, ricos y disfrutan de sexo regular. Y todos son condenadamente infelices.
Quizá no lo parezca a simple vista, pero ’Nip/Tuck’ es una serie oscura. Lo son sus ambientes, lo son sus personajes, lo que dicen, lo que hacen, lo que desean y los conflictos en los que se meten. Emitida en USA por la FX Networks, la serie refleja los esperpénticos y moralmente dudosos percances en los que se ven envueltos el Dr. Sean McNamara (Dylan Walsh) y el Dr. Christian Troy (Julian McMahon), dos cirujanos plásticos de caracteres diametralmente opuestos que regentan su propia clínica en el South Beach de Miami. Contenidos inusualmente atrevidos, enredos espectaculares y altas dosis de sexo y humor negro se mezclan para dar vida a un show que, hoy por hoy, constituye uno de los mejores (y más chistosos) retratos del nivel de sofisticación al que puede llegar la desgana de las prósperas gentes del primer mundo.
’Nip/Tuck’ ha sido recientemente galardonada con dos Globos de Oro, el primero a la mejor ficción televisiva y el segundo al mejor actor: Julian McMahon, por supuesto. Este hombre, hijo de Primer Ministro, ex modelo internacional y ex marido de Danii Minogue y de la baywatch Brooke Burns, ha logrado dar vida con pasmosa verosimilitud a uno de los personajes más odiosos, excitantes, obscenos e irresistibles de la tele de hoy: el Dr. Christian Troy.
Julian lo sabe y nosotros también: Christian Troy tiene mucho sentido. Y lo tiene porque existe. No constituye solamente un magistral ejercicio de guión: es un ente que está ahí, un prototipo real al que es posible encontrar en cualquier moderno bar de copas de cualquier moderna ciudad occidental. Quizá no le frecuentamos, pero si nos tomamos la molestia de buscarle no tardaremos en dar con él. Y no con una réplica o una sombra de él, sino con él. ¿Inquietante? Quizá un poco. Pero lo cierto es que Christian Troy no es una ficción: está por todas partes, satisfaciéndose de sí mismo con una buena copa en la mano y escudriñando el entorno a la búsqueda de La Siguiente. Y ésa puede ser cualquiera de nosotras. Porque si algo le va a costar al Dr. Troy es encontrar a alguna que se le resista.
Una pequeña indagación realizada a raíz de este hecho me ha permitido extraer suculentas conclusiones: 1) su poder de seducción es directamente proporcional al nivel educativo y sociocultural de las espectadoras femeninas; 2) incluso los espectadores masculinos afirman que Christian Troy tiene algo rotundo e irresistible contra lo que es imposible luchar. Curioso. La cuestión es: ¿por qué? ¿Qué es lo que tiene este personaje para causar tal impacto en las secretas fantasías de un gran número de mujeres teóricamente avanzadas y listas?
La respuesta es fácil, aunque dura de asumir si no eres una mujer con una o dos carreras, sus correspondientes cursos de postgrado, tres idiomas a las espaldas y un prometedor porvenir profesional: el Dr. Christian Troy es la perfecta encarnación de La Más Pura Masculinidad. Es libre, asertivo, independiente y agresivo, un despiadado self-made man que ha logrado erigirse como el perfecto Pigmalión capaz de hacer del cuerpo y del alma de las mujeres literalmente lo que le viene en gana. Es el rey de su mundo, y lo gobierna con total impunidad. Parece no tener afectos; no es más que inteligencia revertida en su propio beneficio. ¿Qué es lo que no le gusta de sí mismo? Nada. Se adora. De hecho lo desprecia todo a excepción de sí. Dejemos por un momento de ser políticamente correctos y aventurémonos a entrar en ese inconsciente colectivo en el que machos y hembras nunca podrán ser lo mismo: si el Dr. Christian Troy resulta igualmente fascinante para hombres y mujeres es porque a ellos, en secreto, les gustaría ser como él, y porque a ellas, en secreto, les gustaría encontrar por fin a un hombre que las pusiera en su sitio. Christian Troy es Lo Otro, tanto para ellos como para ellas, y lo es porque vivimos en un mundo marcado por una importante redefinición de la masculinidad, un fenómeno muy nuevo que todavía no sabemos bien cómo manejar.
Las mujeres de hoy tenemos un gran problema: somos como los hombres. Estamos tan preparadas como ellos, hemos demostrado ser tan eficientes como ellos, eventualmente podemos llegar a ser tan agresivas como ellos, y somos capaces de generar el mismo nivel de riqueza porque disponemos de sobrados recursos para hacerlo. Incluso podemos tener hijos sin su colaboración. Pero no por ello dejamos de ser hembras, es decir, no por ello dejamos de necesitar la atención masculina para vivir nuestra feminidad. Éste es el verdadero drama de la emancipación femenina, un conflicto tabú que todavía procuramos no sacar demasiado a relucir: a pesar de que el mundo de hoy nos permite triunfar en nuestra vida pública y profesional sin la supervisión ni la ayuda de un hombre, todavía necesitamos, en un sentido puramente animal, ser seducidas, conquistadas y, finalmente, poseídas. Difícil conjugar cultura y biología. Una mujer de hoy ya no es sólo una mujer, sino un hombre-y-mujer. ¿Cómo encontrar a un hombre que sea más hombre que ella? Ante su creciente autosuficiencia y ante el palpable incremento de su poder, difícil lo tiene a la hora de dar con una fuerza masculina, superior a la suya propia, que la conquiste, la posea y, por así decir, consiga dejarla sin nada que objetar.
Pues bien. Resulta que Christian Troy es El Hombre Capaz De Dejarte Sin Nada Que Objetar. Ha entendido que las antiguas estrategias masculinas de conquista ya no van a funcionar. Si eres hombre, vives en el siglo XXI y quieres disfrutar de una mujer estimulante y bien parecida, tienes que ser consciente de que probablemente ella sea tan interesada, egoísta y, por qué no decirlo, hija de puta como lo eres tú. No la vas a camelar tratándola bien, regalándole flores ni comprándole cosas: ella sabe cuidar de sí misma, probablemente no le van las cursilerías y seguro que puede permitirse todo lo que le apetezca. Si la quieres conquistar, sólo podrás hacerlo enzarzándote en una despiadada lucha de poderes contra ella. Y es que el arte de crear y mantener una pasión femenina ya no es patrimonio de los educados gentleman de los 90: en el siglo XXI, pertenece a los que demuestran ser capaces de jugar a un perverso juego de rivalidad y lujuria que amenaza con no tener fin. Son las nuevas reglas del juego, y el Dr. Troy se las sabe de memoria. Es el perfecto estratega, un estereotipo de hombre casi militar que vive en perpetua lucha contra las mujeres y contra todo lo que ellas representan: Naturaleza, Emoción, Maternidad, Compromiso, Sensibilidad, Conservación y Dulzura. Y merece ganar, porque es lo opuesto sin matices: Cultura, Racionalidad, Asertividad, Libertad, Lujuria, Ambición y Fuerza. Si el Dr. Christian Troy es un personaje tan increíblemente excitante es porque encarna sin fisuras las únicas tres cosas que aún pueden inquietar a la típica mujer preparada-autosuficiente-y-emocionalmente-aburrida de hoy en día: Inteligencia, Sexo y Dinero en estado puro, sin complementos ni alicientes que los dulcifiquen.
» 18 comentarios enviados:
Jajajaa..excelente!!!!! Totalmente de acuerdo..BRAVISIMO!!
Sí. Fabuloso, eh? Este es uno de los mejor textos que se han publicado en Redmagazine.net. Enhorabuena Laia. Queremos más!
felicitaciones exitantemente verdadero es este texto me dejaste con la voca avierta
Ostras, acabo de ver los comentarios... Me sonrojo... Muchísimas gracias!!
Laia, realmente, espectacular. Creo que rara vez me sorprendo con algo y tu relamente lo conseguiste. Gracias por desarrollar tan clara y perfectamente lo que una serie bien estructurada, con buenos guiones y excelentes actores puede dejar.
La pregunta seria quan vem perdre els origens? Quan les dones han deixat de ser dones i els homes homes?
Segurament l’època actual és on les persones estan més lluny de la seva essència. Segurament ningu ens va obligar a secundaria fer l’assignatura més interessat, que seria "aprende a vivir"
Realmente impresionante.... tu manera de escribir me ha hecho pensar que serias una mujer digna de plantar cara al cirujano guaperas ése.... quizá en la cama, quizá en conversación.... extraordinario. Felicidades.
bueno queria decir que el dr.Troy me pone pero esa cobardia que tiene no me gusta
Dr. Troy resulta ser un personaje tan exitante! Y mas aún ahora que al parecer esta enamorado de Sean.
Supiste describir exactamente al Dr. Troy, eres muy buena para escribir y tu serias la indicada para enfrentar al cirujano.
perfecte, si senyor, felicitats. Una crítica espectacular
A la descripción de este personaje tan peculiar se ajusta perfectamente uno que yo conozco,aparentemente perfecto,irresistible,inteligente,atractivo,con éxito laboral y social....pero que es un completo fiasco,bajo mi punto de vista,ya que su absoluto narcisismo y su egolatría sin límite le convierten en un ser incapaz de amar,sobre todo a las mujeres,por mucho que le encante estar rodeado de ellas.
Creo que eres una escritora fascinante, si eso puedes hacer tratandose de una serie de televisión, imagino lo que lograras escribiendo sobre otros temas, eres muy inteligente y culta, tu sentido de la percepción y casi de una deidad. Felicitaciones.
AMO A ese hombre. es tan lindo besos. k cuerpo . por diossssssss............
AY JULIAN ........ K MAS PUEDO DECIR: BELLO , PERFECTO .. TODO LO K PUEDO PEDIR DESEAR .
EN REALIDAD LA SERIE NO SERIA LO MISMO SIN EL . M FASCINA . WOW WOW ....... Y YA SE IMAGINARAN COMO MM TIENE, PAPACITOOOOOOOOOOO..... Y KIEN NO ESTE DE ACUERDO CONMIGO DIGAMELO ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
yo enkontre una web con todas las canciones de niptuck xD :
http://niptuck.yutux.com/
Definitivamente 100% cierto todo. congrats, eres buenisima escribiendo!
Hola Jaume, ya sé que Redmagazine ha cambiado de formato pero igualmente contestaré... Francesc Felipe puso ese debate en bandeja al comentar, entre otras cosas, que eso de que "esencialmente" somos algo es bastante discutible. En esto estoy de acuerdo con él; sin embargo, no hay duda de que al menos biológicamente sí hay diferencias. Ha sido más que probado que los cerebros masculino y femenino funcionan de maneras diferentes, y ahí está la razón de que actuemos en la vida real de formas distintas y, de hecho, el origen de que históricamente hayamos ocupado, unos y otros, determinados roles. A tu pregunta acerca de "¿cuándo hemos dejado de ser lo que realmente somos?" te diría que nunca lo hemos dejado de ser. Lo único que ha tenido lugar ha sido un cambio drástico de roles en los ámbitos privado y público, sin que eso implique un cambio de "biología", y es ahí en donde está el quid de la cuestión (y de Nip/Tuck y del artículo). No es que hombres y mujeres hayamos cambiado esencial o biológicamente - hemos cambiado de roles, es decir, de comportamiento, y eso inevitablemente da lugar a actitudes e interacciones distintas entre nosotros... Por eso hablo de "juegos de poder", de lujuria, de lucha, de caza, de competición entre nosotros; una realidad que, sin embargo y desafortunadamente, nunca se mencionaría en la asignatura "Aprende a Vivir" en un instituto, básicamente porque lo queramos o no las consecuencias del fiasco de la mal llamada "emancipación femenina" son todavía un tabú en el que nadie se atreve aún a profundizar.