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The Secret Life Of Words (La Vida Secreta De Las Palabras)

por Laia Ordóñez - 0 comentarios - cine estreno - 10/11/2005 - enlace

Coixet 2005: otro filme de alto voltaje emocional que una vez más gira en torno al deseo y a la comunicación, se ambienta en escenarios singulares y hace vivir a sus personajes encuentros inesperados en momentos de impasse existencial. La fórmula es casi la misma de siempre: contención sostenida, lentitud y emociones en el aire...

’The Secret Life Of Words’ es (digámoslo ya) la nueva película-de-sentimientos de la Coixet. En ella hay de nuevo cafés, lavadoras, helados, comida y encuentros. Pero no cabe duda de que, con los años, la Emperatriz ha afinado su arte. Ya no se trata de plantear anécdotas dramáticamente interesantes para llevar a cabo vibrantes disecciones del alma; ahora se trata más bien de emplazarlas en mundos ficticios que, además de transpirar verdad, trascienden lo inmediato. Si tuviera que resumir la película, diría que es más de lo mismo, pero mejor hecho y más universal. Más de lo mismo porque habla de lo mismo empleando aproximadamente los mismos elementos; mejor hecho porque este filme se acerca más que nunca a la alquimia narrativa, ese milagro por el cual la obra trasciende la suma de sus partes y justifica el nombre que se le ha otorgado; y más universal porque, por primera vez, Isabel Coixet parece querer hablar de lo-que-hay-más-allá-de-mí. Al menos eso parece. El pizzicato emocional al que nos tiene acostumbrados aparece aquí firmemente hilvanado a un discurso de fondo que por primera vez toca teclas comunes, inscribiéndose en un escenario político concreto que invita a pensar que, quizá, nuestra Emperatriz va a empezar a hablar del mundo; no sólo del suyo, sino del Mundo Mundial. Y eso, hay que decirlo, sería muy de agradecer.

Digo "sería" porque aún no sé si la historia de la protagonista -historia que, por su magnitud y dureza, la hace mil veces más interesante que cualquiera de los personajes retratados antes por la realizadora- es un simple accidente escogido al azar con el objetivo de devastar a las almas sensibles o responde a una auténtica voluntad de hablar de temas distintos a los de la cotidianeidad, la rutina y los imprevistos que tiene la vida. Me gustaría apostar por lo segundo y pensar que, algún día, los filmes de la Coixet superarán lo poético y se convertirán en discursos fuertes que digan y señalen además de emocionar; pero no estoy muy segura de que eso vaya a suceder. Es lo que tiene haber dado con una fórmula fílmica -la de la llorera- que, al menos de momento, parece que funciona.

Reconozco que fui a ver ’The Secret Life Of Words’ con la arraigada sensación de que la Emperatriz no llevaba traje; y reconozco que, aun ahora, el incontestable consenso aprobatorio de que disfruta el cine de la señora Coixet me parece algo arbitrario, irreflexivo y tendencioso. Pero lo cierto es que se hace difícil denostar una película que literalmente consigue ser lo que dice que es: la historia de la vida secreta de las palabras. No es la historia de un enfermo y de la chica que le cuida; no es la historia de un grupo de gente que convive temporalmente en una refinería; ni siquiera es la historia de dos personas que se encuentran y empiezan a hablar. Es, simple y llanamente, la historia de la vida que insufla el hecho de verbalizar lo que se siente y la historia de la muerte lenta y dolorosa que subyace al hecho de callar. Una fusión entre fondo y forma muy difícil de lograr y que, al menos en esta ocasión, Isabel Coixet ha conseguido.

Alguien me dijo una vez, en referencia a la señora Coixet, que ser mujer y ser sensible no implicaba ser sentimental. Y si algo se le puede reprochar a sus películas es precisamente esa peligrosa tendencia a suscitar la lágrima fácil. Pero también es verdad que el sentimentalismo es un traje retórico tan válido como otro cualquiera. Es el traje de Isabel, para qué nos vamos a engañar; un traje mínimo, bonito y a veces prescindible que puede gustar más o menos, pero que al menos está. No es exactamente que la Emperatriz vaya desnuda: es que lleva un vestido que es suyo y de nadie más. Para quien ame la marca Coixet, ’The Secret Life Of Words’ es una cita obligada; y para quien no la ame, no se pierde nada por probar.





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